domingo, 7 de junio de 2020

Relaciones esclavitud – racismo. Debates y caminos por recorrer

Por Lic. Gisela Morales Arandia
Ilustraciones: Gloria de la Caridad García Hernández
IIOA La Habana CUBA


Introducción
El presente trabajo tiene como objetivo explorar de manera breve algunos aspectos de la relación entre la esclavitud y el racismo. La esclavitud es un elemento esencial para analizar el racismo y los prejuicios de los que son objeto los descendientes de africanos y africanas en nuestros días. La visión del otro/otra ha configurado las relaciones de subalternidad a las que han sido y son aún sometidas en todo el mundo las poblaciones de origen africano.
 En este trabajo solamente nos vamos a referir al concepto de racismo anti – negro, es decir a la discriminación basada en el color de la piel aplicada a los africanos y sus descendientes y no a otras formas de racismo y exclusión a las que son sometidos todavía millones de seres humanos.
 Descubrir los orígenes de la relación del racismo anti – negro y esclavitud no resulta fácil. La herencia del pasado colonial ha sobrevivido en la imagen que nos muestran los medios de comunicación, la autoestima, las maneras de conducir la educación, accesos a servicios o en la participación en las esferas de poder y otros aspectos. Los prejuicios sobre las culturas y las sociedades africanas sobreviven entre nosotros y condicionan nuestras mentalidades de hoy.


 Construcción de la idea de raza para justificar el racismo
Se ha debatido mucho sobre la fuerza de las creencias que los esclavos y esclavas africanos legaron a nuestras culturas. En condiciones de opresión, lejanía de sus lugares de origen; y lo que es muy importante separados de su grupo étnico,  fueron capaces de estructurar un sistema de vida adaptado a las nuevas condiciones que les tocaba vivir. Es por lo tanto imprescindible pensar que se anclaron en una concepción del mundo que en gran parte les era común. En este sentido las tradiciones y los estilos de vida constituyeron fuentes de libertad y de creatividad; puentes que fueron tendidos entre sus tierras de origen y los lugares de destino en América.
La esclavitud como fenómeno se remonta a la antigüedad, este fue un hecho muy común en la vida de los pueblos de todo el mundo y adquirió sus propias características de acuerdo a las culturas en las cuales se practicó.
En este sentido es importante hacer un análisis de la trata de esclavos trasatlántica que se convirtió en un comercio lucrativo, estructurado y organizado por compañías creadas para este fin en Europa. El comercio triangular unía a tres continentes Europa, África, y América, se  desarrolló durante aproximadamente cuatro siglos, fue un elemento clave para formar la acumulación originaria del capital y constituyó uno de los mayores desplazamientos forzados de población que haya conocido la humanidad, una forma de genocidio cuya magnitud ha sido muchas veces ocultada.
Para estudiar el fenómeno de la trata de esclavos es importante tener en cuenta que en África hubo dos formas de trata: una trata interior que ocurría dentro de las propias sociedades africanas y estaba destinada a satisfacer las necesidades del poder de  los soberanos locales y otra exterior, hacia el mundo mediterráneo, Asia, los países árabes y las Américas. La trata exterior mediterránea  se remonta a la antigüedad, mientras que la atlántica comenzó en el siglo XV, se incrementó en el XVII hasta su abolición en el XIX.
Según estimados  recientes si la trata de esclavos practicada por los árabes en África, la cuenca del Mediterráneo y la India afectó a 12 millones de personas entre los siglos VII al XIX, la trata trasatlántica deportó entre 15 y 18 millones al continente americano (UNESCO 2004, Mapas de la Ruta del esclavo, p. 11)
El manejo de las estadísticas de los que salieron de África  nos conduce a los modos de construir los discursos sobre la esclavitud y a re – escribir estas historias desde la perspectiva de los discriminados.  No cabe la menor duda de que la captura y el traslado a una tierra extraña, debió representar para los esclavos, esclavas y para sus familiares un enorme sufrimiento. Durante el viaje, que duraba aproximadamente dos meses y once días, las condiciones de vida, el hacinamiento,  las enfermedades, los problemas ocasionados por el mal tiempo, los  suicidios, las sublevaciones y otros, hacían que fuera un viaje en extremo peligroso para la vida. De este modo se calcula que alrededor de un 20 % de las personas embarcadas no llegaron a su destino en América.
En los siglos XVII y XVIII, los europeos acometieron grandes explotaciones mineras y plantaciones de caña de azúcar, café, tabaco y otros productos, se creo así una enorme red comercial panatlántica de comercio de seres humanos y mercancías de la cual dependieron estas economías durante estos siglos hasta finales del XIX, en el que se fue produciendo una abolición gradual y con indemnización de la esclavitud.
En el caso de Cuba, desde el inicio de la conquista (1511- 1512) fueron traídos esclavos, pero no es hasta 1517 que la Trata fue reconocida a través del asiento concedido por el rey de España a Lorenzo de Gomenot. 
La riqueza de culturas del continente africano ha marcado el universo americano. Ha sido muy  difícil determinar los orígenes de todos los seres humanos que fueron objeto de la trata. En este sentido debemos tener en cuenta elementos de diverso orden: en primer lugar las condiciones en el interior del continente africano, segundo características de la captura y del traslado de los esclavizados, y en tercer lugar su llegada a América y las condiciones de venta y traslado a los lugares de trabajo. Esto hace que se perdieran los verdaderos orígenes nacionales y grupales de las personas transportadas.
El gran estudioso de nuestra cultura Fernando Ortiz ha enfocado este tema de la forma siguiente:
“Muchas veces en la imposibilidad en la que se encontraban los negreros de llevar la especificidad etnográfica... los esclavos eran denominados según el país en que se adquirían aún cuando no fuere el de su nacimiento”. Ortiz. Los negros esclavos, p. 57
La identificación étnica y religiosa se ha realizado por lo general teniendo en cuenta el lugar de captura y embarque, y las declaraciones de sus captores. En muchos casos ellos estaban obligados a convivir durante mucho tiempo en los fuertes creados en las costas africanas en espera de los barcos en los que serían transportados, de modo que ya desde esos momentos y  durante el viaje conviven con experiencias culturales diferentes a las de sus lugares de origen.
En este contexto debemos hablar de pervivencia y no de sobrevivencia de los cultos religiosos y de las tradiciones de origen africano en América (Menéndez). Este legado pudiera insertarse desde la perspectiva de adaptación y continuidad, no desde la lucha desde posiciones aparentemente inferiores. Las cosmovisiones de la africanía han pasado a formar parte de nuestros legados más inmediatos en el arte, en la cultura, en los diversos cultos, en la culinaria, la lengua, la toponimia, la música y el quehacer cotidiano, entre otros.
El análisis desde este punto de vista  así como de la importancia de este  componente de nuestra  cultura, y del respeto a la diversidad cultural, nos permitiría liberarnos de la visión estereotipada heredada de las sociedades coloniales, reflexionar y explorar que la visión que nos han legado los esclavizados no es monolítica. Las personas esclavizadas tenían orígenes y extracciones sociales muy diversas y diferentes roles en sus sociedades de procedencia.
Entre los siglos XV y XVII se reconfigura una visión de la otredad desde el punto de vista europeo, porque desde la antigüedad los seres humanos se habían desplazado fuera de sus territorios y fronteras. Las guerras y conquistas de territorios pueden ser colocadas en el centro del encuentro entre las culturas; mientras que después del siglo XV lo son las empresas coloniales y el comercio que dio origen a la acumulación originaria del capital,  que a su vez hizo posible el desarrollo de los pueblos hoy llamados “desarrollados”.
La noción de racismo ha transitado por diversas etapas en la historia de la humanidad en la que determinados pueblos han sido excluidos por otros en razón de su grado de electividad con relación a lo divino, origen, costumbres, situación geográfica, sentido de lo avanzado o civilizado. Los bárbaros, los salvajes, los atrasados, los esclavos han sido varios de los términos usados desde esta perspectiva para condenar; conquistar y someter a los demás.
Es muy importante señalar que esa visión del mundo y del otro es una mirada y una estructura construida por unas élites para justificar de manera muy coherente desde el punto de vista cultural y religioso, desde el punto de vista de las mentalidades la explotación de unos pueblos por otros e instaurar el dominio del capital.
Dentro de esta perspectiva el concepto de raza fue insertado desde una justificación “científica” en la época avalada por interpretaciones de la Biblia, desde la cual debía ser colocada esta noción desde el sentido de “verdad”. La visión que se tenía de la Biblia como verdad  revelada a toda la humanidad y el pasaje de Cam jugaron desde mi punto de vista un papel esencial en esta construcción.
En este sentido es muy interesante estudiar escenario en el que Cam (hijo de Noe) supuestamente maldito por su padre (Gen. 9. 18 – 23) sería el llamado descendiente de los pueblos negros de la humanidad. Este pasaje ha sido empleado hasta la actualidad para justificar el racismo.
Desde finales del siglo XVIII conviven dos maneras diferentes de ver el asunto. El  monogenismo planteaba un origen único de la especie humana que es Adán. Por otra parte el poligenismo comenzó también a ganar fuerza y jugó un papel fundamental en la  construcción de la visión colonial a partir del desarrollo de la idea de que la humanidad estaba dividida en diferentes especies que habían tenido diferentes centros de poder (Rodríguez B.E, 2012)


Desde la religión cristiana fue posible como un supuesto elemento divino construir, legislar, concebir y “demostrar” la inferioridad de los africanos y sus descendientes para sostener sobre ellos el sometimiento y la exclusión. Estas ideas fueron además decretadas y se estamparon en el caso del mundo hispano en los Códigos negros promulgados por la corona española.
Desde este punto de  vista la visión – encuentro con el otro jugó un papel decisivo en la reconfiguración de las relaciones de subalternidad desde 1492. Quizás en este sentido los siglos XV – XVII son claves porque abrieron una época diferente para la humanidad: una manera diferente de pensar el espacio – tiempo, desde los grandes “descubrimientos” de occidente.
Entre los elementos para observar y deconstruir la relación entre esclavitud y racismo es muy importante el análisis de la resistencia de los esclavizados por conquistar la libertad y sus derechos, la cual estuvo presente desde los mismos orígenes de la trata trasatlántica. Y constituye en nuestros dias un referente esencial en la lucha contra el racismo.
Los orígenes de la resistencia se remontan a los mismos momentos en los estas personas eran capturadas, se considera que una gran parte de los barcos perdidos se deben a las sublevaciones de esclavos y a las escaramuzas con los habitantes del litoral. Por lo general estas sublevaciones se producían justo antes de la salida de los barcos, justo en el momento de partir. Mientras los esclavos tuvieran la costa a la vista tenían posibilidades de alcanzar su libertad si se lograba en ese momento dominar a la tripulación y según documentos de la época los sublevados contaban con la ayuda de los pobladores libres de las costas (Inikori 2000).
“Ya en el siglo XVI los portugueses tuvieron que librar las llamadas “guerras del bosque” contra los Quilombos, recintos fortificados que servían de refugio a los cautivos angoleños fugitivos”. (UNESCO 2004. Luchas contra la esclavitud, p.9)
Por otra parte desde el otro lado del océano, “el comportamiento de los esclavos consiguió modificar en los inicios las ideas sobre el reclutamiento. La prohibición por cédulas reales, de importar gelofos a las indias occidentales demuestra que estos eran más reacios que los demás, sin duda, porque ya estaban islamizados.” (Tardieu. UNESCO, De la cadena al vínculo… p. 91)
Cuba no constituyó una excepción, desde 1533 fecha de la primera sublevación de esclavos en la isla, existió una fuerte tradición de lucha contra la esclavitud. Desde este punto de vista es importante destacar a la figura del criollo libre José Antonio Aponte, ejemplo temprano del empeño por la liberación de la esclavitud, quien organizó una insurrección de alcance nacional.
La figura de Aponte paradigma de su tiempo y héroe cubano, fue usada, sin embargo, para reforzar el racismo; ya fuera por el “escarmiento” y el miedo en las etapas colonial y republicana o por la deconstrucción del símbolo. En este sentido es muy interesante recalcar que dos siglos después de los hechos, todavía ha quedado en el imaginario popular la frase de: “es más malo que Aponte”.
Durante el del siglo XIX, cubano la fecha de 1844 marca un momento muy importante por los sucesos de la llamada conspiración de la escalera, en la que fueron apresados un sin número de negros y mulatos libres propietarios de pequeños y medianos negocios, que incluso eran dueños de esclavos. Este suceso ha sido analizado en la literatura posterior (Moreno, Barcia, Fernández Robaina) como un intento de la corona por hacer desaparecer a una clase media negra en formación. La tradición libertaria posteriormente se hizo patente en la participación de los esclavos y esclavas y sus descendientes en las guerras de independencia contra el dominio colonial español (1868 – 1895).
En la nueva república en construcción la población negra no pudo ocupar el lugar que le correspondía en relación a la participación que habían tenido desde el inicio de la guerra de independencia y fueron excluidos una vez más de una participación en las escalas de poder. La  fundación en 1908 del Partido de los Independientes de color constituye un paradigma en el bregar de la población negra cubana en la lucha por sus derechos. Su mayor importancia radica en haber sido una propuesta inclusiva de reivindicación que fue más allá de este grupo poblacional para pensar en  derechos fundamentales para toda la población cubana.
Esta propuesta que culminó en la masacre de la mayoría de los miembros de este partido y de otras muchas personas, en número aún desconocido, de la población civil en 1912 ha sido en la actualidad objeto de múltiples debates. Desde la perspectiva de este análisis este hecho marca un hito para la puesta en práctica de iniciativas que contribuyan a la lucha contra el racismo aquí y ahora.


Impactos. La  actualidad
El gran debate dado desde finales del siglo XVIII y principios del XIX y que trajo como consecuencia la abolición de la esclavitud ayudó del mismo modo a la aparición y al  reforzamiento de nuevas formas de racismo en las sociedades en las que se desarrolló. De esta manera aunque la esclavitud fue abolida, no lo fue por considerarse el maltrato o la exclusión un mecanismo necesariamente inhumano, sino porque constituía una práctica que devino obsoleta a los intereses más “avanzados” y al desarrollo de estas sociedades.
“El debate sobre la abolición de la trata suscitó, entre otras, la cuestión de la naturaleza misma de las sociedades africanas y de la relación entre éstas y el impacto de la trata. Tanto los abolicionistas como los anti-abolicionistas juzgaron negativamente a estas sociedades a las que consideraban esencialmente salvajes y brutales”. (Law, p. 67. En UNESCO, de la Cadena al vínculo. 2001).
La abolición en Cuba (1886) con indemnización  tuvo  una significación desde el punto de vista legal  para la construcción y aporte al concepto de nación, sin embargo, desde el punto de vista de las poblaciones fue muy poco su impacto, los antiguos esclavas y esclavos siguieron dependiendo en su gran mayoría de sus antiguos amos, en la mayoría de los casos en las mismas labores agrícolas o en las ciudades, marginados desde el punto de vista social, no lograrían insertarse ni participar en la nueva sociedad.   
En este sentido es interesante analizar el caso de Cuba, en el que la metrópolis española ofreció un ejemplo sin igual de resistencia al mantenimiento de su dominación y de la exportación de mano de obra africana. Lo interesante en este caso es que aunque lo pareciera en primer plano,  no estaba la corona española, sino la aristocracia criolla en el poder, una  economía de plantación que seguía exigiendo a toda costa la fuerza de trabajo esclava.
El abolicionismo no implicó el anti – racismo. El primero fue el resultado de una presión y de un deseo por avanzar desde el punto de vista social dejando atrás unos modos de hacer que frenaban el desarrollo del capitalismo a nivel mundial; el segundo, incluso hoy, no es aún aceptado por la mayoría de la humanidad.
Desde esta perspectiva Nicéphore Soglo. Presidente de la República de Benin (1991 – 1996) nos dice lo siguiente:
Lo peor para los pueblos negros no es haber sido víctimas, durante siglos, de la mayor deportación de la historia de la humanidad, la trata de esclavos; lo peor es que ellos mismos hayan interiorizado, hasta cierto punto, el discurso racista inherente a esta práctica, y hayan terminado por creerse inferiores, que hayan prestado oídos crédulos y a veces cómplices a las voces que pregonaban en todos los tonos su inferioridad congénita. Nicéphore Soglo. Presidente de la República de Benin. (1991 – 1996)
Soglo nos hace un llamado muy profundo para entender los costos de este fenómeno en la población negra. Ha realizado una reflexión de incalculable valor para entender la naturaleza misma de la trata de esclavos y como accionar con el tema de la discriminación en el futuro desde la visión y el cuestionamiento de los términos víctimas – victimarios.
La investigación durante mucho tiempo se ha basado en fuentes manuscritas e impresas contenidas en los archivos que nos permiten estudiar la trata, en ellos; sin embargo han llegado hasta nosotros muy pocos testimonios materiales de esta historia. La ignorancia y el prejuicio sobre el continente africano pesan aún en nuestros discursos y junto con una lectura de los hechos desde la perspectiva eurocéntrica y colonial han conformado los enfoques sobre la trata de esclavos y sobre la vida y costumbres de los esclavizados en América y sus descendientes.
En estos debates que pretenden lograr una mirada más objetiva del asunto es muy importante incorporar la relación género – esclavitud  y género – racismo. Las cifras de la esclavitud afirman que la cantidad de mujeres fue inferior a la del sexo masculino, las mujeres fueron vilmente maltratadas, no sólo desde la posición de esclavas en la que fueron colocadas, sino también por su misma condición de mujer.
En la actualidad es necesario visualizar que en el caso del racismo las mujeres negras son mucho más discriminadas que los hombres negros, porque cargan no sólo las consecuencias de la esclavitud, sino aquellas derivadas de siglos de opresión y discriminación que pesa sobre las mujeres.
Otro de los debates de la contemporaneidad más reciente sobre este tema surgido a la luz pública en la Conferencia Mundial Contra el Racismo celebrada en la ciudad de Durban (Sudáfrica) en el año 2001, es el tema de las reparaciones que trajo consigo, ya desde ese momento un arduo debate y que es todavía hoy en día un cuestión sobre la cual los activistas, organizaciones y los propios estados no han podido llegar a acuerdos concretos.
Sin embargo el tema de las reparaciones me parece una perspectiva muy interesante para ser analizada desde esta óptica y considero un tema medular en la actualidad dentro del contexto práctico del debate racismo y esclavitud.
Desde la perspectiva del origen del planteamiento, las reparaciones tienen una total legitimidad basada en dos elementos esenciales: que los propietarios de esclavos recibieron indemnizaciones al abolirse la esclavitud y que la reparación por los actos injustos cometidos forma parte de los fundamentos del derecho.
Según Doudou Diène ex relator para el tema en las Naciones Unidas es muy complejo el establecimiento de las reparaciones, porque la trata trasatlántica de esclavos es una cuestión de cuatro siglos de antigüedad que costó millones de vidas y que sigue teniendo consecuencias en la actualidad.
No obstante este debate también ha incorporado maneras concretas para llevarlas a cabo. El tema de la cuestión económica es también un asunto sensible en este caso porque constituiría un arma de doble filo: por un lado el costo financiero de la trata de esclavos trasatlántica no podría ser calculado; por otra parte, ese cálculo legitimaría siglos de accionar de la ideología esclavista que convirtió la vida de millones de seres humanos en un negocio.
Dentro de esta dinámica se han explorado y propuesto cuatro dimensiones en las cuales las reparaciones podrían ser llevadas a la práctica. La dimensión Ética, la histórica, la educacional y la económica. (Diène)
La dimensión Ética propuesta en la Declaración de Durban consiste en que los estados implicados en el tráfico de esclavos declaren la esclavitud como un crimen de lesa humanidad. Desde la dimensión histórica sería importante restituir la memoria asociada con este hecho y que el crimen quedara documentado. La educación juega un rol esencial, la enseñanza de la historia de la esclavitud debe ser incorporada a los programas de estudio en todo el mundo. En tanto desde el punto de vista económico, aún cuando se evidencian los elementos antes señalados; el debate promueve analizar que los orígenes del subdesarrollo en África y la prosperidad de Europa y de América podrían atribuirse a la trata y a la esclavitud trasatlántica.


 Caminos por recorrer
 Cuba es sin dudas una nación diversa, resultado de la interacción de numerosas culturas y credos. Españoles, africanos, chinos, árabes, judíos, filipinos, japoneses, caribeños se mezclaron con los pobladores oriundos de estas tierras para conformar la identidad que hoy poseemos. El componente africano de la cultura cubana fue el resultado de la llegada a América y a Cuba, de millones de personas provenientes del continente africano, robados capturados, vendidos y humillados producto de la trata trasatlántica durante los siglos XV al XIX.
 En este punto es importante señalar que los grupos poblacionales antes mencionados no partieron de los mismos orígenes y por tanto aunque tengan iguales oportunidades, no pudieran usarlas con las mismas perspectivas.
 Los y las descendientes de los esclavos africanos no tuvieron un soporte material o patrimonio material (Bourdieu, 1979) para emprender nuevos caminos diferentes de los de sus antecesores, aún en condiciones de vida diametralmente distintas han quedado las costumbres, los estilos de vida y lo que es todavía más difícil de superar la carga inconsciente de inmenso dolor transmitida de generación en generación.
 El pensamiento colonial estructuró sociedades basadas en la inferioridad de los descendientes de africanos y nos ha legado el concepto de raza como una construcción social. Con el descubrimiento y profundización de los estudios sobre el genoma humano, es casi consenso en la actualidad que no existe el concepto de raza biológica. La concepción de que el concepto de raza una es construcción social nos convoca a un nuevo debate y reconceptualización de la ideología del racismo y de las razones alegadas en los siglos anteriores. 
 En este punto es muy importante explorar en los mitos fundacionales de la nación cubana, uno de los cuales es la idea de nación. El miedo al negro (como influencia de la revolución de Haití) constituyó incluso como han expresado tantos autores un freno al desarrollo de la independencia en el país, la cual se logró en fecha muy tardía en comparación con el resto del continente.
 La existencia de la esclavitud ha constituido un lastre en la construcción de la sociedad cubana hasta nuestros día porque ha marcado durante las diversas etapas la posición y el tratamiento de la población de origen africano en Cuba. En este sentido 1959 debería haber sido un paradigma y lo fue en alguna medida, pero a pesar de la radicalidad del proceso revolucionario el racismo siguió minando las bases de la nación a la espera de un momento oportuno; lo que ocurrió en llamado periodo especial en el que se hicieron evidentes todas las diferencias que existían en la sociedad cubana.
 Desde este punto de vista, 1959 marca un punto de giro en el análisis de la relación racismo y esclavitud: la población negra cubana se incorporó en pleno derecho a este  proceso y ha sido beneficiada, al igual que otros grupos marginados anteriormente, de reivindicaciones de suma importancia como los accesos a la educación, a la salud pública entre otros.
 Después  de la crisis de los años 90 es preciso reflexionar que la naturaleza del  racismo como ideología marca una condición que puede ser consustancial a todo ser humano, se mantiene en el inconsciente social de una manera muy profunda, tanto en la cotidianidad de los discriminados como de los discriminadores aunque no se manifiesten de igual modo. Este debate nos conduce a buscar caminos para luchar, todos y todas contra la ideología del racismo en nuestro país y con sus manifestaciones cada vez más sofisticadas en la actualidad. Es necesario que la reflexión pueda estar acompañada de estrategias de análisis y de la transformación de la mirada desde la educación, los medios masivos, la familia y de las consciencias de toda la sociedad.



 Bibliografía
 Materiales del postgrado Relaciones raciales en la Cuba actual. Facultad de Biología. Universidad de la Habana. Octubre 2012 – enero 2013.
 William, Eric. Capitalismo y esclavitud. En el negro en el Caribe y otros textos. Editorial Casa de las Américas, 2011.
 Martínez Furé, Rogelio. Diálogos imaginarios. Cuadernos de Arte y Sociedad. Editorial Arte y Literatura. La Habana, 1979.
 López Valdés, Rafael L. Componentes africanos en el etnos cubano. Editorial Ciencias sociales. La Habana. Ediciones Geo. La  Habana, 1985.
 Fernández Robaina, Tomas. Identidad afrocubana cultura y nacionalidad. Editorial Oriente. Santiago de Cuba, 2009.
 Martínez Heredia, Fernando, Scott, Rebecca, J y García Martínez. Espacios, silencios y los sentidos de libertad. Cuba entre 1878 y 1912. Editorial Ciencias Sociales. La Habana, 2002.
 UNESCO. Mapa de la Ruta del esclavo en Cuba. Fundación Fernando Ortiz. La Habana 1998.
 UNESCO. Luchas contra la esclavitud. Año Internacional de conmemoración de la lucha contra la esclavitud y su abolición, 2004.
 UNESCO. De la esclavitud a la libertad. Número especial Boletín informativo del proyecto “La ruta del esclavo. París, 2004.
 De la cadena al vínculo. Colectivo de autores.. Una visión de la trata de esclavos. Ediciones UNESCO, París, 2001.
 Ortiz, Fernando. 1975.  Los negros esclavos. Editorial de Ciencias sociales. La Habana.
 Menéndez, Lázara. Rodar el coco. Proceso de cambio en la santería. Editorial de Ciencias sociales. La Habana, 2002.
 Morales, Rafael. Conquista y colonización de Cuba siglo XVI. Editorial de Ciencias sociales. La Habana, 1984.
 Morales, Esteban. Desafíos para la problemática racial en Cuba. Fundación Fernando Ortiz. La Habana, 2007.
 Temas acerca de la esclavitud. Colectivo de autores. Editorial de Ciencias sociales. La Habana,  1988.
 Lucena Salmoral, Manuel. Los códigos negros de la América Española. Ediciones UNESCO- Universidad de Alcalá. Alcalá, 1996
 Multimedia sobre la trata de esclavos. Archivo Nacional de Cuba.    
 Fanon Frantz. Piel  negra, máscaras blancas. Editorial Abraxas, Buenos Aires, 1973.
 Bourdieu, Pierre. Los tres estados del capital cultural. Tomado de Actes de la Recherche en Sciences Sociales, nov. 30, 1979.
 ONU. Informe del grupo de trabajo de expertos sobre los afrodescendientes acerca del 11 periodo de sesiones. Ginebra, 30 de abril al 4 de mayo de 2012. Distrib. 16 de julio de 2012. Versión  español. PDF. 

1 comentario:

Elizabeth Miranda dijo...

Excelente artículo, nos adentra en un mundo poco explorado y muy importante para toda la humanidad, que es una sola aunque diversa, la raza negra ha sufrido demasiado ya, es hora de parar.

Relaciones esclavitud – racismo. Debates y caminos por recorrer

Por Lic. Gisela Morales Arandia Ilustraciones: Gloria de la Caridad García Hernández IIOA La Habana CUBA Introducción El present...